Ya no hay pretextos para esconder lo que siento, se lo confesé al mundo entero y ninguno quiso entenderlo. Fui un libro abierto que nadie quiso leerlo, un diario negro que deshojo el tiempo. Expuse mis miedos y me até una soga al cuello. Exalte mis deseos y me arroje al fuego. Cumplí mis sueños y me disparé en el cerebro... Quizás me he suicidado, ya no podría asegurarlo. Estoy relajado como si algo se hubiese terminado. No sé si sigo respirando o es mi cadáver suspirando, ya no me siento cansado y estoy levemente levitando. Permanezco callado, aunque mis labios parecen murmurando. Estoy tan concentrado que me observo observando. No percibo a nadie a mi lado como si el espacio me hubiera dado paso. El tiempo se fue deteniendo y la energía fue desapareciendo ¡INSATISFECHO! Me resigno a que me entierren desde adentro, que me haga el muerto y colabore recogiendo mis restos. Que me acondicione a las sagradas órdenes, que me controle y repita mis oraciones. "Dios te bendiga", me dice alguien en la esquina. Mi alma pasa desapercibida por la indiferente vida. Apenas si me mira y aparta la vista. La mancha del pecado con ácido no se ha borrado, la moral me ha marcado como lo hacen con el ganado. No sé en qué me he equivocado, pero me siento un derrotado. La victoria he rechazado, no quiero figurar en ningún anuario. Permanezco encerrado, aunque mi condena ya haya expirado, los ideales han caducado. ¿Qué es lo que hago? ¿Por qué aún no he disparado?... ¿A quién espero? ¿Por qué me empeño en escribir esto? ¿Qué es lo que quiero? Si no te quiero ni cerca ni lejos. Ya no me muevo y el musgo crece sobre mi cuerpo. Estoy envejeciendo y nunca madure por completo. El único fruto del árbol está seco y amargo, sus ramas se quiebran, ha sido sobre pasado por su propia naturaleza. La cosecha ya no crece en esta tierra. Me siento culpable de lo que no he hecho, al perdón yo no tengo derecho. He desecho todos mis proyectos, me cague en todos ellos. Renuncié a mis anhelos, renegué de mis besos. No hallé ese verso del que estuviera orgulloso al leerlo. Rechace el cielo por conocer el subsuelo. ("el poeta conjura, exorciza y cura, porque todos estamos heridos") Quise consolar el lamento de los que maldicen desde el suelo. Miradas de desconcierto, no sé a dónde me ha llevado mi delirio enfermo. Me siento tan indefenso que cualquiera gesto pulveriza mis huesos. Pobre esqueleto, apenas puede soportar su propio peso. Me arrepiento de no haberte dicho te quiero. Estoy tan ebrio que apenas puedo describir lo que siento. Respiro por obligación, ¿quién me ha ofrecido al paredón? Vomito mi desilusión, estoy tan intoxicado con esta visión, una ridícula simulación. Nos fugamos de la realidad y no supimos cómo regresar. La historia continua sin que participemos de sus curvas. Alguien me pide ayuda y yo ignoro sus suplicas. Monjes sin túnicas se avergüenzas de sus dudas.
No quiero que nadie me vea, tengo vergüenza de mi subconsciencia. Siento pena ajena por aquellos que se han involucrado en mi miserableza. Hundido en mi propia mierda, apesto a tristeza. Escondo mis muelas, me apena mi sonrisa ingenua. No quiero sonreír y fingir, que todo anda bien por aquí. No tengo derecho a ser feliz, mientras mi madre se preocupe por mí. Quiero dejar de existir, pero aún hay mucha vida en mí. Debo seguir, jamás dejar de escribir. No me puedo rendir, la luz depende de mí. Alcanzo a percibir, lo que nadie se atreve a sentir. El sufrimiento que te hice vivir por satisfacerme a mí. Me niego a dejarla ir, pero tengo la necesidad de huir. Escaparme de mí para poder encontrarte a ti. ¿Cómo volver a escribir? Si me hace falta vivir. Aprender a sufrir sin que nadie se apiade de mí. Que me escuche gemir y piense que disfruto hacerla reír. Es mi tortura verla feliz mientras ella me ve morir.
La medicina es un veneno deicida. La manzana prohibida sabe a tu vagina. Un dios que agoniza pulula luz de su herida. Las escamas por el suelo, como prendas desgarradas por el deseo. Un gesto de desapruebo, los santos no tienen consuelo. La serpiente ha mudado de piel y yo me abrigo en su ayer. Me desarropa los pies, me exige que lo hagamos otra vez. Succionas mi ser, me quedo el sabor de su miel que se mezcla con mi hiel. Vomito sin querer, un verso que se resbala por su piel. Al desnudo nos entendemos tan bien, que no hay necesidad de decirnos ninguna palabra al oído. Nos basta con ese gemido que los poetas aún no han descrito. Si pudiera repetirlo quisiera tener dónde escribirlo. En las piedras o en la arena, no hay lugar digno para el poema. Salvaje naturaleza nos revolcamos en la tierra, hacemos maromas en el viento, por intentar llegar al cielo. Prefiero un verdadero infierno que vivir dentro de un sueño. Como un trueno penetro las nubes del cielo. Cual vil escéptico, acaricio los clavos del incrédulo. Dude del peligro del fuego y me acerque sin tenerle respeto. Bailemos lo que dure un beso, tan fugaz pero eterno. Ya se acabo el juego y ambos salimos perdiendo. ¿Acaso te divierte mi sufrimiento? Sabes que me quede sin frenos. ¿Quieres que sienta celos? Ya no le temo a ninguno de mis pensamientos. Deseo que se cumplan todos tus deseos y que sepas que nunca es suficiente con ver cumplir tus sueños. Sacrifique mis apegos por una libertad que aún no poseo. Desperdicie tanto tiempo haciendo un recuento de mis frustrados proyectos. Cuántos anhelos a la espera de un mundo nuevo. Fui preso de mis propios pensamientos y me defraudaron las ideas de los maestros. No puedo hablar de algo concreto, mis palabras ya no comprendo. Quisiera comunicarme como lo hace un niño pequeño, con balbuceos de un lucido esclarecimiento. ¿Cómo decir: "te quiero" y que me creas lo que estoy sintiendo? Llevo tanto tiempo fingiendo que ya no sé lo que es cierto. Quisiera darte un beso sin pensar que tengo mal aliento. Tómate un receso si estás harta de escuchar mis lamentos, soy como un perro aullando en silencio. Yo sé bien que él no se merece esto, y culpo a dios que desapareció hace tanto tiempo. Ya sé que no tengo remedio, perdí el cristo que colgaba de mi cuello. La bendición de mi madre ya no me merezco por haber engañado a un amor sincero.
Por mi culpa, por mi culpa, por mis innumerables dudas. Y ya sé que no voy a poder resolver ninguna. Nadie escucha mis suplicas, sin religión alguna, no hay luz de luna en una noche que cada día se vuelve más oscura. El sol fue dado de baja en su fuga, a oscuras me voy aprendiendo tus curvas. ABSURDAS me parecen mis preguntas. Me cuestiono sabiendo la respuesta, intentando entenderlo de otra manera. El ritmo desbocado de la naturaleza, nos hace perder la cabeza. Te me insertas como haciéndome lugar en esta tierra, que la siento tan ajena. Siembra tu trascendencia y aporta a la especie su subsistencia. ¡De ninguna manera! Me borro de la existencia y le aporto aire a las generaciones postreras. Arrepentimiento es una fatiga que apaga el fuego, una autocrítica del pensamiento, latigazo de consuelo. Ya lo hecho, hecho y me echo sobre su cuerpo, reventando en sus adentros. ¡Pero mira lo que has hecho! Repetiste los errores de los ancestros, montaña de cadáveres que buscan trepar al cielo y presenciar la caída de las nuevas generaciones al suelo. Jóvenes tan inquietos, perdidos por los excesos. Sin pretextos para quejarse de sus padres que todo se lo dieron. Tan genios que decidieron enloquecer antes que lleguen por ellos… LA CULPA, de haber desperdiciado tantos versos negando besos. Y si no te regreso la sonrisa, es porque me sangran las encías. La CULPA es mía por complicarme la vida. Apretando la mandíbula renegando de mi desdicha. Discuto con mi familia, me declaro un pesimista. ¿Acaso es el ejemplo que quieres dar? DERROTA y soledad, la ruina de la sociedad. Ya nada te puede saciar, los placeres de una típica mundanidad. Ya deja de bostezar, actúa como todos los demás, que tu presencia no se haga notar. En la oscuridad puedo testificar los delitos por los que me han de condecorar. Muy a mi pesar, te confieso que ya no te puedo amar. Censura aquellos ojos que te contemplaron desnuda, bloquea esa mirada que te devoraba con lujuria. Olvida las caricias de mis uñas y mi respiración en tu nuca. Mejor mira para otro lado mientras yo pulverizo mis pedazos. Promesas en vano, sé bien que no me has olvidado. No me dejas salir del cuarto. Soy el preso de tus parpados. Cambias de celda como de vicio a tus expensas, arrastras las cadenas que te atan a ella. Sigues sus huellas con devota entrega, imitas sus muecas con falsa naturaleza. Te extraño a mi manera negando cada una de las letras que me inspiraron (afectaron) tu belleza. Sangre sobre la arena, las olas se llevan todas las huellas. Cambia la marea y aquel cadáver regresa a la tierra. Se atasca el sanitario, regurgita lo que se ha llevado. Mi pasado toca a la puerta y el futuro me toma por sorpresa. ¿Nos hemos visto antes? Nuestras heridas parecen complementarse y nuestros traumas sobrellevarse. Parecemos causa y efecto de un mismo hecho. ¿Quién de los dos disparo primero? Los dos nos desangramos en el suelo, haciendo un charco de putrefactos sentimientos. No podemos siquiera vernos sin que nos arda el pellejo, sin que se nos quiebren los huesos. Fundidos en el cemento, esta ciudad está hecha de nuestros recuerdos. Colapsan los cimientos cada que desaparecemos. El castillo de arena de la vagabunda princesa, tiene como bandera sus cucos de doncella. Pertenece a la realeza de la cyberdecadencia ¿a cuántos ha hecho perder la cabeza con su poca vergüenza? Merodea en mi entrepierna y se adueña de mi esperma. Con mucha destreza se contorsiona hasta enredarme entre sus piernas. Aunque las serpientes no tienen patas las de ella son tan largas que recorro millas al besarlas. ¡Basta! Me quiero detener, pero no puedo reprimir este placer. Me intento contener, no puedo permitirme recaer. Postrado a tus pies, asfixiado de tu ser. No puedo respirar bien, me despierta los gemidos que emites con él. En quién de los dos estás pensando cuando te masturbas a diario. Dime que me prefieres, búrlate si quieres, de mi poca suerte y mi anticuada forma de quererte. Esto no es un cuento de hadas y tú no eres la princesa por la que yo suspiraba. - "es solo un beso"- me lo dices con tus labios de muerto, - "es solo sexo"- te lo saco y te lo meto, transpirando agotamiento - ¿Para ti qué significa esto? - Te quedas en silencio y me zampas otro beso. - "¿Para qué me preguntas eso? No te hagas el pendejo, tú sabías en lo que te estabas metiendo"-. De nada sirve el arrepentimiento. ¿cuántas oportunidades fuiste perdiendo? ¿Cuántas promesas fuiste incumpliendo? Me sigues mintiendo, en ti todo es misterio, yo soy el mensajero que asesinas luego de confesarle el secreto. Soy la conversación que te niegas a sostener. Me pides que no hablemos de él. No quieres entender quién es el intruso dentro de nuestra piel. Alguien se interpone, algo no deja que te toque. Tan cerca que no puedo distinguir dónde acaba, ni dónde comienza, y aún así sentirme tan separado de ella. No importa la distancia, me sigue afectando el filo de su mirada. La culpa en sus ojos, incita a pecar al más santo de los devotos, un influjo religioso que me condena al eterno retorno. Un camino peligroso que ya no me causa asombro. Ya no le temo a los monstruos que aparecen en mi rostro. Me reconcilie con los demonios y reivindique a los locos. Me hice el tonto cuando lo entendí todo. Desfragmente mi ego y me fui desconociendo. Cuando me vi al espejo el llanto no pude contenerlo. Detrás de la pantalla 2000 mil rostros me juzgaban. Por cada lagrima derramada, una culpa me purgaba, por cada alma condenada, una espina me torturaba, en cada llaga una guerra librada. Mis partes amputadas son souvenirs que guardas. La cama es un campo de batalla, las sabanas blancas se tiñen con los fluidos de nuestras animas. Caricias falsas que a nadie engañan. Olvide una de mis canas en tu almohada, una fibra de sueño que se marchita entre tus dedos. Nos asfixiamos en un beso, yo abrí los ojos a tiempo, pero no supe cómo detenernos. ¿Cómo aprendo a respirar de nuevo? Sin depender del aliento de tus besos y el anhelo de tus versos. Otra colilla al cenicero, respiro ceniza y miedo. Una escena del crimen en donde nuestro romance se circunscribe. El aborto de una virgen que se niega a parir cruces del cementerio, su cuerpo a la línea de fuego. ¿Quién será capaz de lanzar la piedra primero? Al paredón los ingenuos que al amor le siguen creyendo. Inocente pero perverso es el juego de querernos. Otra vez juramos no volver a vernos. Quién iba a creer que esta vez si era cierto. Regresaste un enero con promesas de un nuevo comienzo. Al fin le vas a contar lo nuestro a aquel sujeto que vive engañado pero contento. A fuego lento este infierno se fue cociendo. Los celos oxidan los sentimientos - "¿De quién es este cabello? ¿Por qué tienes esa cara de misterio? No me contestas el teléfono y usas palabras que no entiendo ¿Por qué no me saludas de beso? ¿A qué se debe este silencio?"- ... ¡No ha podido ir muy lejos! Aún puede vernos. Sabe lo qué hemos hecho y que lo seguimos cometiendo. Al perdón no tenemos derecho. Remordimiento de habernos dado ese ultimo beso. Me arrepiento de haberte dicho te quiero. Ya no sé lo que siento, el amor no tiene remedio. "¿a dónde te duele?" -me dicen los médicos- Me duelen los sueños, me da mareo mis pensamientos y me broto con mis sentimientos -"que lo internen en el cementerio, este muerto debía morir hace mucho tiempo"-.
Sin embargo… aún sigo viviendo y me levanto de mi asiento, me enderezo y me sacudo el miedo. Ya no bostezo y escribo como bebe el sediento. Humedezco mis labios y pido perdón por toda el agua que se desperdició. Por hoy dejo el cigarro quiero hablar con los que nunca me han escuchado. Lamento haberme hecho tanto daño por sentirme extasiado. Bendigo los brazos que te den un abrazo, que nunca te falte unas manos que te estén apoyando. Que surja un te quiero en tu solitario silencio. Valora tu cuerpo como un sagrado templo. Recoge el reguero y ordena los cielos. No desperdicies tus semillas, no malgastes la vida. ¡¡RECICLA!! No deseches los días deseando no estar viva. Respira y agradece por la herida que te conecta contigo misma. Las mujeres están hechas de cicatrices y de un silencio virgen. Mejor cierra las piernas y abre la boca, GRITA que no estás loca. Aunque crean que estás sola, te acompaña la luna roja. TÚ que te pariste sola, no necesitas que un hombre te diga cómo hacer las cosas. Aprieta mis bolas, enséñame a valorar a tu persona. Apiádate de mis hormonas, yo no pretendía ser tu sombra. De barro y pecado está hecho nuestro amor nonato. Quédate a mi lado otro rato, soñemos con la vida que no nos ha tocado. Del sueño somos desterrados, deja que te pida un ultimo abrazo, un jardín desolado, un Dios que permanece aislado.
Me señalan con el dedo pulgar, yo no te quise fallar. Me siento incapaz de vivir, pero no estoy preparado para morir. No sé si esto es ficticio, pero me doy en sacrificio. Me siento culpable por lo que no he dicho, por no saber decirlo. Me despido tranquilo de haber intentado decírtelo. Regrese a mí mismo, a mi insondable vacío. El abismo me fue despojando del delito y limpió las alas que llevo conmigo. Me lo confesé al oído y alteré el destino. Controle el reflejo del décimo tercer espejo. 12+1, me marca el reloj, el tiempo nunca me alcanzo para justificar mi error. Me culpo de ser quién soy, la promesa de un mundo mejor. En mis manos tengo la salvación, abraza la creación como aquél loco que encuentra redención, en el abrigo de su camisa de fuerza que le brinda protección. Después de cinco lustros en esta prisión, visitaste el lugar de mi resurrección. En tu buzón de voz mi alma solloza una ultima confesión. Él la escuchó y descubre el rollo entre los dos, se revela el misterio de nuestra crucifixión… Cuando ella regresó se alimentaba por dos. En sus manos mi mechón, diciendo que él se lo devolvió la noche en que te perdonó. Deshazte de la ultima prueba del sueño que nos desvela. Niega todo lo que paso, dile que ya te encuentras mejor. Severo caso de despersonalización, conocerte provoco que me desconociera yo. La "Toska" y la "Litost" no me permiten valorar lo que hay a mi alrededor. No existe resignación que pueda aliviar esta decepción. Las palabras que digo carecen de mi voz, sé que hubiese podido haberlo dicho mejor.
- “¿Qué es lo que has hecho todo este tiempo?”- Me la he pasado mirando el techo, mientras el cielo se hace más estrecho. Me masturbo releyendo mis más íntimos secretos. Llevas tanto tiempo que no escribes algo nuevo, que por eso abandone este cuento. El mundo entero te cree muerto desde que dejaste de participar en este juego. Si desean recriminarme por algo que aún no he hecho, aún están a tiempo porque he decidido seguir viviendo. La muerte es lo único que me pertenece, la vida se la debo a ustedes.
https://www.youtube.com/watch?v=xdPqg-tcAWU