Este triste poema

Terapia enferma la de escribir poemas sin ser poeta, un tonto analfabeta organizando una oración para poder entender a su corazón. Todo se ha salido de control, la vida me sobrepaso, añorando lo que no soy, remordiéndome de lo que soy, absurda contradicción, vivir para renegar de existir.

                  
Este triste poema se añeja en sus penas, se revuelca en su mierda, se sacia del dolor que lo alimenta. Soy madera muerta pudriéndose en la tierra, soy una flor que se marchita en su espera. Soy el agua que se estanca, soy el fuego que se apaga. El ave que se cansa y su vuelo muere en el alba. Una lágrima derramada que ya no calma las ansias amargas de morir antes que el sol salga. El ensueño de una añoranza olvidada. La pérdida del alma en un devenir de soles y decepciones, de amargos amores y tristes pasiones. Se escucha el llanto de las flores y la ausencia de los colores, el delirio de las emociones y el sin sentido de las ilusiones. Las pasiones se valen de las cenizas de los rencores, para avivar mi hoguera necesitaría quemar la selva entera. El humo es señal de una presencia ajena, la lluvia se vuelve negra. De lejos la veo a ella y me sangra la herida abierta, su ingenuidad me causa agrieras, no se imagina lo que guardo en mi entrepierna. Quiero besarla toda entera, morder sus labios y arrancarle la lengua. No podrá volver a mentir, ya no podrá decir que me ama a mí.


¿Y para qué toda esta gente? Si toda me es indiferente, como si no fuera de esta especie. ¿Y para qué todas estas letras? Sumergida entre ellas, delatando mis penas, atestiguando mi condena. ¿Y para qué tanta vida? Si la muerte espera, con sigilosa paciencia a que te alcance ella. ¿Y para qué hablar? Si todo el sonido es puro ruido, que perturba el silencio del sueño de los niños. ¿Y para qué los poemas? Si a nadie le interesa lo que siente un poeta. Si el sol de mañana me da resaca de una noche toda llena de nostalgia. ¿Y para qué la muerte? Si nacimos difuntos con una cruz en el culo y un epitafio oscuro. ¿Y por qué seguir escribiendo? Si cada renglón es un paredón donde asesino mi corazón. El cigarrillo mi único amigo, se calla mientras le confieso mi delirio. ¿Y por qué seguir leyendo poemas? Si entre sus letras solo me fijo en mis tristezas, si todos los poetas son mentirosos ante el reflejo de sus rostros. ¿Y para qué preguntar? Si nadie me responderá, si toda cuestión la antepone una imposible solución.


"Hoja en blanco, noches en vela" en esta agonía interna. Me sigo revolcando en mi propia mierda, apagando estrellas en una noche eterna. Todos mis actos me hacen daño, deprimido y nostálgico me quedo sentado, mordiéndome los labios, sangrando el lamento añejado. Terapia enferma la de escribir poemas sin ser poeta, un tonto analfabeta organizando una oración para poder entender a su corazón. Todo se ha salido de control, la vida me sobrepasó, añorando lo que no soy, remordiéndome de lo que soy, absurda contradicción, vivir para renegar de existir. Hablar no me ha de servir, ni yo me entiendo a mí, ¿por qué nací para morir? Intento seguir, juntando palabras para describir, lo que siento por ti. En vano encerrado un sabio enajenado, se aprende de memoria cada rincón de su historia. Barrotes que son horas en una jaula de tiempo que nos sobra. Huyo del instante en que nací, persiguiendo a la muerte para escapar de mí. Todo el tiempo que perdí, soñando…

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