Regreso…cada vez más pálido y esquelético. Con los sueños en desvelo y un semblante de entierro. Con las manos vacías y las uñas largas y carcomidas. Con las rodillas quebradas de arrastrarme por las tierras más áridas. Con la lengua seca de tanto tomar agua reseca. Con los dientes amarillos del cigarrillo que siempre brilla conmigo.
Regreso…pero se siente como si nunca me hubiera ido. El viento aún está en contra de nuestro camino. La ruta se nos ha perdido por el sendero del olvido. El sol brilla, pero no ilumina nuestro camino. Ya hace mucho que andamos perdidos, deambulando sin destino, juntando frases para no colapsar en delirio. Cantando a grito herido, aullando como un perro abandonado, añorando un hueso y un trasero para olisquear de nuevo… ¡Abandono! En un aire desolado, aquí ya nadie ha respirado, los pulmones cansados por ese triste cigarro…pero, tengo que besar algo, necesito sobrevivir al desamparo, abrigo solitario dame un abrazo ¿de dónde he regresado?
Regreso…las montañas parecen de fuego, me adentro en el infierno. Los muertos me miran en silencio, parece como si hubiera venido de lejos. Ahora todo se revela eterno, los mismos errores viejos, el tiempo siempre añejo. El reloj se detuvo para mi regreso, las manecillas retornan de nuevo. Me hago viejo, pero mi corazón no conoce la edad de los muertos, late con desenfreno, ansioso de volver al juego, quiere reír de nuevo. Espera su retorno, como un niño ansioso espera a que llegue la hora de su reposo. Quiere rehacer en sus sueños al mundo negro; pintarlo del color de sus ojos y reparar los cristales rotos.
Regreso…buscando su mirada en la distancia, sus pestañas me guían a su pupila oceánica. Quiero volver a sus ojos, beber del blanco de su cornea, vivir en la sombra de sus ojeras hondas. Que se funda mi sombra con su sombra, que en la oscuridad seamos una sola persona. He palpado tantos paisajes de reojo pero ninguno como sus ojos, sus pestañas enredan mis sueños zonzos. Cansado de despertarme solo y recoger los trozos. Me levanto en una nube negra que con urgencia se aproxima a la tierra.
Regreso… Y todo parece quieto en un mutismo de miedo. Los libros no se han leído y ya nadie escribió lo dicho. Una grabación del mismo capítulo, un episodio repetido. La misma despedida en una calle sin salida. Un hola y un adiós, una puerta que jamás se abrió. Regresaras antes que salga el sol, el primer rayo me lo anuncio. Me cortaron la energía dizque porque tú no volvías, que una vida tan oscura como la mía, ni las estrellas la iluminan.
Regreso…Y me detengo, a observar el camino que pierdo. Un destino que se quiebra en la neblina, unas huellas que no caminan. Me abro trocha en la oscuridad y un farol de marihuana me ayuda a andar. Una brisa nocturna apaga el último cerillo de la caja, se apagó la última llama de mi alma. Ya no hay diferencia en tener los ojos cerrados o abiertos, aquí todo se tiño de negro. Mi amor se encuentra lejos como la luz que nunca veo. Estrella de oriente, ¿cuánto tengo que esperar a que llegues? Yo vengo de donde tú vienes, cuándo podré verte, te has perdido entre la gente.
Regreso…Un retorno eterno, me persigo la cola como una serpiente sinuosa. Dejo un rastro de escamas y cenizas de mi alma. Llego al cielo aunque no tenga alas, me agarro del humo que me salva. Respiro porque aún fumo un cigarrillo, fiel amigo que no consuela el frio, pero que arde en mi verso maldito. Vuelvo a decir lo mismo pero al revés, y todo se lee como la primera vez. Me aprendo mi papel, desconozco quién es aquel. Por vez primera escucho mi voz sincera, crepita mi corazón que se quema. Hojas en blanco que arden en la hoguera, mis ideas se funden en la leña. Pavesa de un espíritu que se queja, por las cenizas la lluvia se vuelve negra.
Regreso…de día o de noche, que el tiempo ya no tiene reproches. Vuelvo como si nunca me hubiera ido, a la silla donde me marchito. Tú no regresaras, ya está dicho, pero mis sueños aún sueñan contigo. Regresa…te lo pido, que yo he vuelto para irme contigo. ¡Que no quieres venir conmigo! PFFF!! Entonces me regreso por donde he venido.