La banalidad es un búmeran

Me invento las ideas para darme calma. Algunas como la idea de la banalidad me relajan cuando sube la marea y el muelle sobre el que camino flaquea.

Pero esos inventos cobran caro la tranquilidad instantánea, pues después será la larga zozobra de cuando hay que seguir la vida así sea vano.

Pensé en esto porque no decido qué hacer con mi vida, y peor aún si lo decido, porque al prudente tiempo me estoy cuestionando y me lleno de nuevo de congoja. Vísperas precoces de la muerte. A todas luces incapaz de decidir,   notoria característica de mi niñez.

No deseo vivir pero finalmente lo quiero, deseo drogarme pero finalmente 

 

no lo hago porque no quiero, no es racional, es la misma calma que da la banalidad y ambas se refuerzan. Enemigas acérrimas de mi felicidad, que es una tonta pero ahí está, mía y de nadie más, amiga que viene delante de la imbecilidad.

Loading...
Loading...