La guerra de las cosas

La tv, la radio, la prensa. Los viajes, la distancia,, el trabajo, la guerra, el hambre, el frío, el cansancio, el sueño, los sueños, los dueños, el movimiento, los nuevos días que restan, el déficit, los socios jodidos, la lástima, las prisas, las pérdidas, la agresión, la esperanza es como la sal, no alimenta sólo da sabor. La astucia, los esfuerzos, paciencia y la resistencia, pico y pala. Las borracheras, las drogas, las risas momentáneas, la música, las descargas, los chats, las aplicaciones, el movimiento, la basura y las excusas, las deudas. La decadencia, el pensamiento, las letras, los sonidos y la luz. Los accidentes, los errores, la entereza de la renuncia, el sometimiento, la resignación, la debilidad, la dificultad, la corrosión, el debilitamiento, la precarización, los escapes calculados, el desborde. La perseverancia, los Halagos, las críticas, las exageraciones. Los relegos, las prioridades, lo importante y lo urgente: el tiempo. Los antojos, los ánimos, el entusiasmo, la convicción, el movimiento. El día, la noche, atardeceres, quincenas. El miedo: la eternidad. El tráfico, el poder y la imaginación. Los domingos, el descanso, los hábitos. El fin, el amor, el dinero.

Todas ellas habitan en el caos mental que llevo, que arrastro. En distintas combinaciones dan la cara y su cooperación hace felices o amargos mis días.

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