Cómo haré para quererte en mis adentros, muchacha.
Somos 2 esponjas absorbiéndonos, qué delicias traes contigo.
Cómo haré para continuar o parar, según tu ritmo y seguir contigo.
Cómo haré para saberlo, todo, aunque no me gusten las cosas completas. La saciedad es la holgura de lo que faltará.
Quiero acompañarte sin hostigarte, fatigarte.
Tenderé palabras y silencios, porque en mí también se construyen cosas a punta de silencios, te llenaré de vacíos y acudiré con mi ausencia en presencia de tus hastíos.
Volveré un día, que seguro nunca acuerde, porque en mí también se libran batallas de las cuales apenas si me entero, me intereso. Proezas de mis deseos a veces convexos. Y al final llego, con mis deseos mortuorios, anulado desde el fondo pero sigo sintiendo, queriendo mover las aguas, enturbiar mis palabras con un poco de vida, una pizca de heroína, insulina, guanina, tinina, minina querida.
Y al final, cuando se descubre lo horroroso, cuando se vislumbra la mentira, cuando todo es apestoso y uno apenas un pordiosero, llegas a lamer sin asco las heridas, uhhhhhhh... ¡Dale libertad a este minero! Que quiere entrar en ese agujero.
En este momento estás a la par de mis canciones preferidas, suenas aunque imperfecta en mi memoria placentera en el recuerdo y es allí donde te quiero un rato aún, hasta que te desvanezcas y no te recuerde ni a media plenitud, entonces acudiré a reemplazar tu imagen contigo, a reteñir tu imagen en mí, a retocar bordes y pezones, lenguajes de tus manos y tu piel, desbordar un poco más de imágenes y precisiones en lo impreciso del tiempo y el espacio que atravesamos para jugar un rato más y no ser víctimas de los inventos humanos. ¡Qué mentira la de ser y no querer! Contiguo a mis declaraciones está la letra de la tregua a mis pasiones febriles que te incumben a ti.
Soy nocturno y ahora escribo, tan sólo doy aviso de mi inocuo estímulo. Escoja ud el título, no firmo mis anticipos, pues en el misterio está lo insípido del suplicio.