No encuentro la página

No encuentro la página donde escribí aquel verso que me repetía hasta conciliar el sueño. Mi alma hecha piedra, me pesa, me pesa. Barrotes como palabras que atestiguan la condena de mi ánima. Escribir para sanar, está herida lunar. Un enorme cráter que se expande cada punto y aparte. Busco en el cielo el lenguaje de mis sueños. No entiendo si sigo durmiendo, por qué tengo los ojos abiertos. Quiero despertar, pero apenas me puedo levantar. Mis pestañas se deshojan, mi pupila está rota. Entrecierro los parpados como quien huye de la luz. Luces intermitentes que se apagan y se encienden. Explosiones que se convierten en oraciones. Soy un hombre bomba que se implosiona. Abro un agujero de gusano por donde me escapo. No llego a ningún lado, aparezco de nuevo encerrado. Tengo miedo de la sombra que se asoma en el suelo. Me acecha en silencio cada esquina de mi pensamiento. Huyo del reflejo que me recuerda lo que he hecho. He deshecho cada uno de mis sueños. No tiene sentido dormir si en mis sueños ya no puedo vivir. Ser para no poder ser, y parecer lo que no se es.

Rellene el espacio en blanco que tenía reservado. Con hechos impropios, llene un álbum de fotos. Experiencias ajenas que escribieron mis anécdotas. Retazos de recuerdos como notas en los cuadernos. Versos cojos de amores rotos. Poemas a medio hacer por falta de un querer. Correos por responder que nunca termino de leer. Un mensaje de ¿cómo estás? Que no me atrevo a contestar. Discuto con la soledad y las paredes no se cansan de escuchar.  En el silencio del cuarto un fosforo suspirando, otro cigarro que se desvanece en los labios. La soledad que transpira en los huesos es el frió del vacío interno. Toso en señal de protesta contra toda la existencia.

No encontré la razón para continuar con este renglón, una flor de insurrección se revela contra el sol. Continuo con el aleteo para provocar al cielo. Ya no le tengo miedo al monstruo que llevo dentro. Lo alimento con mi ser y él tiende a desaparecer. Comienza a oscurecer y todo se empieza a esclarecer. Por fin te puedo ver, ya puedo volver a creer. Me agarras de la cabeza a los pies, me invades cada partícula de mi ser. Al fin tengo el poder para entender lo que me suele suceder. Te pregunto ¿quién eres? Sé bien de dónde vienes. Me responde ¿qué quieres? Pero no deseo nada de lo que tienes. Me ofreces la respuesta, pero yo quiero aprenderla a mi manera. Me cuestionas ¿Para qué continuar? Y yo no dejo de caminar. ¿Qué es lo que buscas? Encontrar más dudas. ¿adonde vas? Ya no me interesa a donde llegar. ¿Te puedo acompañar? Siempre y cuando me compartas tu soledad.

No encontré la razón entre libros que enumeraban los capítulos. Ni entre sueños que no permitían tener los ojos abiertos. No encontré esa droga con la que pudiera escapar de las horas. Ni tampoco esa realidad que quisiera imaginar. No encontré a Dios entre toda su creación, ni tampoco a los dos en esa vieja oración. No te encontré y me alcancé a perder. Te busque en el mañana y en el ayer sin saber hacia dónde se dirigían mis pies. Tropecé más de una vez y me levanté sin saber el ¿por qué? Regrese donde alguna vez te halle. Me encontré con lo que pude ser. Fracasé y ya no sé qué voy hacer. Seguiré y lo intentare otra vez ¿La razón? Ya no le interesa a mi corazón.     

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