Cuál será el demonio
en este juego sangriento
que viene para atravesar los ojos
con las mañanas del fuego.
Quiero el sueño
descansar sobre el abismo de la hoja
que nace
no la fuerza de la oscura costumbre
de vivir.
Traía las esperanzas
como ofrenda a un pájaro que ya no canta
pero el dios que trae la muerte
degolló también la única felicidad.
Aquí está,
queda el árbol de la vida
abriendo sus brazos
para mantener nuestras cabezas
y escupir el fruto prohibido
que nos dio nuestra condena.
João Sebastián Aldecoa