Me fumo un cigarro en búsqueda de alguna palabra que se apiade de mi estado

Me fumo un cigarro en búsqueda de alguna palabra que se apiade de mi estado. Pero ya no sirve el abecedario, cuando el sentimiento solo gime dolor. No recuerdo quien soy yo, y me confundo cuando los otros hablan de mí. Me enfrento a la resaca con algún gesto de amor, pero este cuerpo se olvida de aquella canción, que los amantes tartamudean al salir el sol. Respiro y una flema se asoma en mi garganta, escupo y el agrio sabor me recuerda mi desolación. Batallas en mi cabeza que nunca entiendo yo, y mi única arma es mi corazón. Gotas de lluvia se deslizan por mi ventana y este frio ambiente me llena de nostalgia. Me esfuerzo por escribir algún verso que grite al cielo que aquí estoy y aquí me quedo. Asomo mi cabeza por la ventana, para exhalar el humo que se escapa de la jaula. Mi alma se evapora en el viento y como un pájaro se aleja de lo humano. Con un ala rota espero cruzar el cielo para llegar a tu lado. Un árbol se agito y sin ser otoño se deshojo. Una hoja se cayó y al caer se desnuco. Un hombre lloró y sus lágrimas con la lluvia se confundieron, para evitar la pena del sufrimiento. Un aguacero me mojo y apago este incendio que se propagaba por mi cuerpo. Una tormenta que no cesa agrieta el suelo, y cada onda se junta con otra para protegerse la una de la otra. Una cárcel en cada gota encierra mis pensamientos y como un preso que añora la libertad yo me vuelvo esclavo del recuerdo. Intento dormir para alejarme de aquí, pero el ronquido de mi sueño no me deja descansar, me exige despertar y salir a caminar. Debo huir, debo escapar, no puedo estar más acá, cuando he venido del más allá.  

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