Como una herida en la cara su sonrisa se dibujaba.

Agoto de gota en gota mi energía vital, soy un recipiente de mierda que se desborda por la desgracia sin gloria que he venido a encarnar. El frio de la noche no me deja soñar y me refugio en el abrazo de mi madre para huir del dolor de la realidad. Me desvanezco en el sueño intermitente que al parpadear se desvanece, la exaltación del regreso "en si" hace que mi corazón retumbe del pecho a la espalda. Del nido me escabullo y me refugio en el rincón del alma, allá dentro donde no se escucha nada por el silencio hermético de las murallas. Para recuperar el sueño que se esfumo por la retina encendida, aspiro hierbas en una manzana para alimentar las ánimas que divagan en una proyección de recuerdos y polvo de nostalgia. Madrugadas tristes donde ya ni lloro y en vez de derramar mis lágrimas sobre la almohada, me ahogo en mi tumba enterrada en la nada. No sabes sobre que escribir ni con qué razón, si no es la de susurrarse al odio la historia de los sentidos, y al describirlos confundo el placer con el dolor y si me duele estoy despierto y si me duele sigo viviendo. Las madrugadas se esfuman segundo a segundo en la eternidad, aún no existen y afuera duermen placidos en su no ser, mientras yo siempre alerta, soy testigo del silencio de la noche, exhalando bocanadas de suplicas por un poco de luz de luna que acompañen este cielo oscuro y profundo en su inmensidad. Parece que cada partícula de oscuridad se contrajera al punto de emanar una infinita luz, que se propaga en un arrebato inundando el cielo azul. Como el rostro de Visnú que me mira detrás de las nubes rosas dándome la bienvenida al resplandor del nuevo día. El sol es un punto pequeño en el espacio que se retrata en mi ventana y se filtra por mí persiana, un astro incendiado de esperanzas. Me desnudo con la mugre pegada al cuerpo, los fluidos en pegotes sobre la superficie del cuerpo y el esperma secándose con el viento. De bruces quiero arrojarme hacia el sol, quiero arder en su interior, saludarlo con el corazón lleno de amor, él entenderá la soledad que gravita a mi alrededor y lloraremos juntos lágrimas de LUZ, que enceguezca la oscuridad y se pierda en las tinieblas. Como el día que se impuso como el pájaro que emprendió su vuelo, yo me rindo ante el sol de nuevo.     

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