La mierda

Me repugna tanto algunas bellezas, me da rabia no poder sentir la acostumbrada envidia. Tanta belleza para pudrirse con los gusanos. 

Encontrar familiaridades en los otros, no deja de hacerme convulsionar. Tan parecido! pero en la odiosa tabla de la comparación nunca hay paz, seas favorecido o humillado en la odiosa comparación. 

Envidiar, qué placer y que engaño. Ya no te veo como antes envidia, viejo vestigio evolutivo, es una lástima, me pareces aún más patética que el deseo sexual. Condenados a sentir.

La siento y no deseo nada, ya ni siquiera la maldad puede surgir en mí, se apaga fácil a causa de vientos de cambio. No estoy seguro a dónde me llevará esta mutación, pero pensarlo me produce escalofríos, hace rato no desconfiaba tanto de mí. ¿Será tanto uso de drogas?

Vamos que te queda mucha vida, diría alguien peor que uno. Y yo sí le creo, si estoy más confinado y adaptado que rata citadina. 

Qué cagada, tanta belleza para nada, sin poderse ver si quiera. 

 

 

*

Se permearon como fluidos en movimiento. Se mezclaron el uno con el otro. Se enlazaron en cuerpo y anhelo hasta hacerse una misma sustancia, heterogénea, amorfa y monstruosa.

 

 *

Atisbos de nostalgia y rencor se cuelan en las miradas calladas que en las noches se recogen bajo el mismo sueño. Se acusan de ladronas. Se sienten amputadas.

 

*

Mamá y papá están llorando.

 

*

Aquella sustancia monstruosa hecha de sueños estropeados es ahora una ofrenda en mis manos. Y ellos, mis padres, duermen como los muertos, imperturbables, porque ya no tienen visión de nada.

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