¿En qué parte del cielo estarás, hacía dónde debo mirar?
¿En qué parte del cielo estarás, hacía dónde debo mirar? ¿De qué color serán los ojos que te están observando, se fijara en tus parpados como yo lo hago? ¿Contará tus pestañas al pendiente de que ninguna te haga falta? ¿Cuidara tu respiración, atento a los latidos de tu corazón? ¿Te escuchara con atención, como quien escucha a Dios? ¿hacia dónde miraras vos, a qué le estarás prestando atención? ¿A quién le regalaras una sonrisa que le alegre el día? ¿Quién te ha dicho cuidado, cuando camines distraída? ¿Quién te ha dicho ten un lindo día y se asegure que estés a salvo y tranquila, luego de una jornada de agonía?... Aprendí a esperar, como la perla de la almeja en el mar, procurando aguardar mi oportunidad de amar. Y ya sé que no vas a llegar, es inútil sentarme a esperar. Se fermenta mi sangre y estas ganas ebrias de besarte. Mis caricias ruegan por tocarte y mi voz grita al no poder susurrarte. VUELVE que se hace tarde y la eternidad es demasiado corta para el orgasmo que quisiera regalarte. ¿A qué horas te paso a buscar, de qué horario te debo rescatar? Huyamos de la responsabilidad, nadie nos va volver a obligar. Despertemos en la madrugada para recordarnos que nos seguiremos amando mañana. Y ya es mañana y tú no amaneciste en la cama ¿con quién compartes la almohada? De qué color es la pared que ves desvanecer cuando tuerces los ojos de placer ¿Cómo se llamará aquél que te habla en francés? O será en ingles… sueco o suizo, besos en un idioma que no es el mío. El poema está herido, me despertaste con un disparo al oído. Quién se ha ofrecido a quedarse todo el viaje contigo, te ha convencido de huir adonde mis palabras no tengan sitio. Se marchita el jardín prometido, mis pasos se desvían en tu laberinto. Me soltaste la mano a mitad del camino. Estuve tan cerca, pero me hicieron falta las fuerzas para sobrellevar la tristeza. No pude corresponder a tu entrega, no supe cómo lidiar con la vergüenza, no quiero que sea de esta manera que nuestro amor se muera, apenas si asomo la cabeza y el trauma persiste hasta que mueras. Regresas, aunque ya hubiese cerrado la puerta. Me dices despierta, me abrazas con fuerza, cercioras que mi pulso continúe contando las horas. ¿Por qué te demoras? continúo esperando a solas. En los parques llenos de sombra, en las esquinas donde el sol no da las horas. A oscuras y a solas alcanzo a escuchar tu risa loca. La muerte me provoca y me recuerda las horas. Te he escrito más de mil hojas, esperando que me escribas un “hola”, sé que nunca estás sola, evades la soledad en los rostros de las personas. Te haces la sorda y finges no leer mis notas. Cuando eres una partícula, yo soy una onda, la incertidumbre nos agobia. En la posibilidad de amar lo más probable es odiar. Me desenamoro una vez más y me canso de esperar. En estas 4 paredes la vida se me va en las redes. Preso de mis deberes, no tengo ganas de verte. Todo fue tan obligatorio que nunca pudimos ser realmente nosotros. Exigimos que nos amen aun cuando no amamos a nadie. Quise conocer tu verdadero rostro, pero me apegué a la imagen de tus fotos. Preferí estar solo que afectar la vida de algún otro. No encuentro apoyo, aún en tus brazos me siento solo. Nunca pensé estar tan lejos de todo, mi luz aún no llega a tus ojos. Es tan poco lo que conocemos de nosotros, aunque nos intuimos de reojo. Sé que te sacas los mocos cuando sientes el abandono, sabes que me tiro pedos para saber que sigo viviendo. Guardamos secretos que solo los dos conocemos, desciframos silencios que traducen besos. Se nos enreda la lengua y yo tartamudo de pena. Por ti me volvería a lavar la boca y no diría jamás una palabrota. Dejaría mis mañas y este carácter que nadie se aguanta. Me levantaría de buena gana y soportaría lo que el día traiga. Te diría hasta mañana y programaría la alarma, madrugaría al trabajo para invitarte en cada quincena un helado. Compartir un trago, beber de nuestros labios. Que el sexo sea como el pan, que nunca vaya a faltar. Que no pidamos más, de lo que estemos dispuestos a dar, que no temamos fracasar y que nos demos otra oportunidad. Enséñame a volar, te tengo que revelar que nunca aprendí a besar. Aprecio tanto que me quieras escuchar, que te voy a confesar lo que a nadie me atrevo a contar. Temo que puedas rechazar el sacrificio de mi soledad, lo único que he atesorado, la semilla que he cultivado. Te regalo lo poco que tengo, un puñado de los escombros de mis sueños. Ofrezco una humilde recompensa a aquella que sepa mirar más allá de mi apariencia. Que me sacuda la pereza y desempolve mi entrepierna. Que me enseñe a usar el corazón, mil maneras de ponerse un condón, que entienda el manual de instrucción. Que sepa darme reanimación cuando me quede sin respiración.
Espalda contra espalda y cada uno sintoniza su programa, sólo se escucha estática cuando nos atrevemos a decir las palabras mágicas. ¿Me quieres? ¿entonces por qué no me demuestras quién eres? Sospecho, que tienes una cerradura en la mitad de tus pechos, en secreto guardas un corazón deshecho de tanto darle golpes al tiempo. Marcando el tempo de una canción que pone a bailar a los muertos. Dime si es cierto que tú también te duermes pensando en lo nuestro. ¿Y qué es eso? Tal vez es un invento de mis sentimientos más tiernos. Un pueril credo que me repito desde pequeño. Que me amamanten tus senos, que alimenten este anémico cuerpo. “Niño perverso deja de mirarme los pechos”, miro hacía el suelo, me apena lo que estoy escribiendo. Mis impulsos sedientos transpiran deseo y miedo. Un animal herido es un latente peligro. Mejor no creas en su mirada de niño ni en sus inocentes maullidos. Puede que sus buenas intenciones busquen excusar sus errores. No hay quién nos perdone de haber roto corazones.
Aprecio tu interés, créeme, no es falta de querer. Es que no me va muy bien cuando quiero ser él. El que finge no ser. En el fondo soy miel, aunque sepa a hiel, no merezco tu querer, pero tenme fe, yo te seré eternamente fiel. Aunque no puedas comprender, mi absurda forma de querer, me empeño en ser aquel, por quien suspires alguna vez. Sin mucho que ofrecer, tan solo un arrugado corazón de papel, donde garabateé, el contorno de tu ser. De aquella primera vez, que te vi por última vez. Nos vemos después, no hay manera de retroceder un tren, no se puede darle reversa a un avión, no hay manera sencilla de decir adiós.
Prepara la trampa para el cazador, alguien me avisó que me andaba buscando el amor. Huyamos los dos, vivamos en excomunión, no es necesario decirnos: Hola o adiós, ni recordar aquella ocasión. No hace falta prometernos un mañana si nos quedamos por siempre en la cama. No me importa el ayer, para mí eres la primera mujer. No te di una de mis costillas, pero te di un trozo de pan al que llamo vida. Te conmueves con mi ofrenda y me besas en la frente con inocencia. Ni te imaginas lo que se me pasa por la cabeza cuando te siento cerca. Me delata esta arma que no mata, pero si embaraza. Mantén la distancia, ten cuidado con las balas extraviadas.
Mejor apunta a la cabeza, quiero que el corazón me quede en una sola pieza. No me vayas a lastimar, creo que no podré volver a sanar. Cicatriz sobre cicatriz, nunca descubriré el misterio que hay en ti. A pesar de la herida abierta, que me sonríe entre tus piernas, que me alberga como si yo allí perteneciera. Esa herida abierta que también es reino de tu lengua, donde habitan las palabras más bellas, tan dulces y tan obscenas que sonrojas a las nubes más lejanas de la tierra. Esa herida abierta que también es capaz de maldecir, pero con sus labios sabe bendecir, con un solo beso te hace subir y olvidar que alguna vez te hicieron sufrir. Esa herida abierta de barrotes blancos, que liberan risas que se vuelven pájaros. Esa herida abierta que es como una grieta en una máscara de tristeza, que esconde la felicidad que te niegas a aceptar, no nos creemos merecedores de tanta bondad, ninguno de los dos pensamos que nos fuéramos a enamorar, ninguno lo supo afrontar ¿qué hacemos acá? Y ahora que tú estás aquí frente a mí, yo intento sonreír, y en vez de sacar los dientes a relucir, una mueca tan pueril, como un puchero que no sabe si llorar o reír, me obliga a bostezar y a fingir, que no deseo saber con quién estuviste antes de mí ¿Por qué no me dices hasta mañana? ¿Con quién compartes las sabanas? ¿por qué no respondiste mi carta? ¿por qué no me miraste a la cara? ¿Cómo fue que lo conociste? ¿Por qué no me lo dijiste? ¿a dónde lo escondiste? Dime… ¿por qué lo hiciste? Llevo tanto tiempo estando triste, preparándome para despedirme. Pero en verdad no quiero irme. Hice tanto tiempo al vestirme, no quería que llegara el momento de despedirse. Hice tanto ruido al marcharme, intentando despertarte. En puntillas me marché, pero intencionalmente con todo tropecé. Dime que te desperté, que no quieres que me vaya sin hacerlo una última vez. Hasta que nos salga bien, quiero intentarlo otra vez.
Te haces la muerta, cierras los ojos para evitar este adiós de novela. Ya me sé de memoria esta tragicomedia, ya dejé este poema a medias. Ya escribí cartas sin firmar que a nadie pretendía dedicar. Ya quise y no me quisieron, di más de lo que me dieron. Te quiero, pero tengo miedo de no poder cumplir tus sueños, de no ser lo suficientemente bueno. No sé cuánto daño nos haremos sin notarlo, ni cuántos tragos serán amargos. Habrá momentos en que no podamos soportarnos ni de frente mirarnos. Mi respiración te resultará fastidiosa y tu presencia me parecerá estorbosa. Sin embargo, extrañaras el aire que exhalo y a mí me hará falta tu mano en mi mano. Si te hago falta ¿por qué no me haces campo en tu cama? En mi alma para ti siempre habrá una almohada. No te ausentes más, no sé cuánto tiempo nos pueda quedar (es demasiado corta la vida para el amor, pero demasiado larga para el desamor) ¿Ya te tienes que ir? Pensé que te quedarías a dormir. Quizás una cerveza más, deja que me fume este cigarrillo y te vas. Nunca jamás es poco tiempo, si quieres yo te espero, no me importa estar al borde del desespero, llevo esperando este momento cada vez que me levanto y me acuesto. Puede que sea un cliché decirte esto, pero eres el primero y ultimo de mis pensamientos.
Sé que no estoy enamorado, pero quiero estar a tu lado. Se me ha hecho necesario contigo estar acompañado. Iremos juntos al baño, olvidemos quién orina parado y quién sentado. Pasemos tanto tiempo juntos que no recordemos haber estado solos, descifrémonos el uno al otro, revelemos las fotos del rollo. Quiero ver los detalles a fondo… en la foto me veo solo, como un reflejo que no reconozco. Y ya no sé quién soy cuando estoy contigo, ya no me imagino la vida “sintigo”, cada paso añora que se crucen los caminos, cada ciclo busca un mismo destino. Cada parpadeo presiente el cruce de miradas, cada bocal trabaja para formar palabras, que se dirijan a ti, cuando estés de espaldas y no sospeches que te amo más que a nada. El valor que me falta para posar mis manos en tus nalgas, cada que te bajas las bragas, me rindo ante tu vagina sagrada. Sexo tangencial, tengo miedo de que no se me vuelva a parar. Movimientos paralelos, de universos que, aunque iguales, nunca podrán juntarse. Caricias asíntotas de manos que no se pueden juntar, besos que rezan ante la imposibilidad de amar. Dibujas mándalas en mi piel, tu respiración es un mantra de fe.
Y ya nunca sabré si alguna vez, pudimos ser eso que soñé aquella vez. Y ya no podrás descubrir el secreto que hay en mí. Ya no seré feliz, tal vez es mejor así. Sonreír para que no notes mi sufrir. Simular una desinteresada amistad, aparentar que nada me importa ya. No me voy a matar por un rechazo más, pero si voy a lapidar este absurdo deseo de amar. No te debes preocupar, si mi semblante empieza a cambiar, de tanto suspirar creo que me voy a desinflar. Te invito a caminar, ya no me queda ningún plan. No supe enamorar a la única mujer que me quiso de verdad. Ya no podré contarle a mamá, quién me hace sonrojar, por quién paso saliva sin tragar, porqué le sonrío al celular, porqué me preocupa mi vanidad. Por ella acepte trabajar.
No soy lo que soñabas, pero puedo ser con quién despiertes cada mañana, quien se desvele esperanto tu llegada, a quien abraces a las 3 de la madrugada. Te quisiera besar, pero no quiero dejar de oírte hablar. Me pierdo en tu paladar, abre la boca un poco más, quiero saber de dónde nace esa vocal que me ha de asesinar. Si vuelves a mirar el celular, mis parpados van a estallar. No aguanto más esta imposibilidad de amar. Un paso hacia atrás, un solo movimiento nos puede separar. No te acerques ya. Perdimos nuestra oportunidad, ya no queda nada más de qué hablar. No te voy a negar que me siento muy mal, nunca aprendí a engañar y eso me lo empiezan a cobrar. La falsa sinceridad de una sonrisa cansada de callar. Ya no hay nada que confesar y aún no te he dicho la verdad. No puedo continuar aguantando estas ganas de quererte besar ¿Cuántos NO me tengo que decir para poder escuchar un SÍ? Ya estoy harto de contradecir mis sentimientos por ti. Me satisface tener roto el corazón, más vale que otra ilusión. Me acostumbré tanto al desamor que me aprendí de memoria este dolor. No culpes a Dios, no fue quién interfirió entre los dos. Es un bucle sin razón, un problema sin solución. Siempre desemboco en la misma conclusión, lo único que no decepciona es la decepción. No eres tú, soy yo, el espejo pone fin a nuestra relación. DESCONEXIÓN, se me acaba la inspiración.
Alguien nos estorba y al parecer soy yo, quien no encaja en el número 2. Un narciso en el núcleo del sol, llenó de plomo su corazón. Si te vuelvo a rozar creo que voy a estallar. Los celos son como una fusión nuclear, tus manos me empiezan a pesar y él no te deja de tocar. Con sus manos profana mi sueño que se hizo carne en tu cuerpo. Y yo sólo observo, que de a poco me voy desapareciendo. Entre tus dedos mis átomos se van desvaneciendo. Como un cigarrillo que perece, una colilla abandonada a su suerte. Me niego a repetirte que te quiero y a usar la analogía del cigarro y tus besos. Ya pasé por esto, no me sorprende que se repita de nuevo. Acababas con mi última esperanza y ni cuenta te dabas. Pero no es tu culpa que yo tenga tantas dudas. Que me cueste mirar fijamente a la luna sin llorar como un recién nacido en su cuna. No soporto el sufrimiento de ser feliz, ni la perfección de tu nariz cuando te ríes de mí. Tampoco ese tic que te da cuando no sabes qué decir. No lo intentes por mí, no quiero una explicación, no me importa saberlo o no, si lo que sientes es amor. NO, NO y no demora el reloj para que den las 2. Sé que te vas a las 3, sé que no voy a volver. Siempre se me olvida el renglón dónde escribí perdón. Siempre me queda el sin sabor, de poder haberlo hecho mejor. Nunca fui yo quién tomo la decisión, nunca fue usted quién dejo de creer. Ninguno de los dos supo sacrificar su ego y su dolor. Dirán: allí va otra historia que jamás se contará. No te lo dije a tiempo y el otro te lo contó en secreto. Yo te quería escuchar y él tu boca con un beso sellar. No puedo oír más la manera en que no te deja respirar, sus lenguas se atragantan y soy yo el que no puedo musitar palabras. Si yo pudiera elegir tampoco me elegiría a mí, me duele hacer el amor y me quejo hasta con la respiración. No soy lo que quisiera tu mamá, ni tampoco tu aventura jovial. Nunca seré el papá de tus hijos, ni me presentaras ante los demás como tu marido. No llegaré a ser la carta de amor, ni la prenda que olfateas con pasión. Apenas me alcanzo para un beso en la mejilla y una silla vacía. Fue poco lo que tenía, pero pretendía darte hasta la última partícula que poseía. Y yo digo tonterías y algunos lo confunden con poesías. Triste manía la de rasguñar un cuaderno mientras pasa la vida. Besos de papel fue lo único que te pude ofrecer. Te di de beber la copa que contenía mi ser, aún tienes sed. Me reclamas falta de interés. Tienes razón, la copa sólo contenía el vacío de mi interior. Un baile que no se dio, la oportunidad se perdió. A las afueras de la discoteca, aún espero a que aparezcas. Llevo menos de una cerveza y ya me da vueltas la cabeza. Tome el camino de vuelta, pero no regrese a tu mesa. Te vi tan feliz sin mí, que no quise interrumpir. Preferí dejarte seguir y fingir que no me importa si piensas en mí. Si he de morir, que no sea por ti. Me diste un motivo para vivir y nunca quisiste hacerme sufrir. Prometimos no hacernos castillos de arena, ni ilusiones con las formas de los nubarrones. Yo me tome muy apecho los corazones que me enviaste en emoticones. Entonces dime qué significo esto, y por qué no puedo negarte que te quiero. Escribo con desespero esperando que me escribas de nuevo. No le he dado un final a esto, aún espero el destello en el cielo. Que te des cuenta que lo nuestro es una bomba de tiempo, un cataclismo en suspenso.
Sé que te mentí, yo no pretendía enamorarme de ti. Intenté ser sólo tu amigo, pero me derrito cuando me dices: cariño. Como en todo vicio caí rendido, sin municiones, no pienso rogarte más amores. Mejor tira a matar, este es buen momento para acabar. Me dejas vivir, el cometa paso muy cerca de mí, apenas se alcanzó a despedir. Esperamos tanto el fin que al final, continuamos sin preguntarnos si terminara. Aparece YA, necesito sentirte una vez más, cerciorar que existes de verdad, y preguntarte si me vas a extrañar. Hazme mirar hacia atrás, capta el mensaje fugaz. Durante esta espera el cielo se fue quedando sin estrellas. Poco a poco cada una de ellas se convirtieron en cadáveres de luciérnagas.
Las lágrimas son como candados para mis parpados. Se clausura la ventana por donde te espiaba. Siempre estuviste detrás del cristal, en realidad nunca te alcance a tocar. Fuiste un espejismo más que me hizo alucinar. Proyecté en ti la primavera que nunca viví. Planté un jardín donde pudiera ser feliz. Se marchitó, como todas mis promesas de amor, en su pleno verdor se ahogó con su propia pasión. Creí escuchar tu corazón, pero eran los golpes que me propina el reloj. Malinterpreté tu compasión, pensé que estabas tan enamorada como yo. Ya no sé cómo llamar tu atención, nunca te impresiono mi remota constelación. Me intento aferrar a tu fuerza de gravedad, excusarme en algún hecho para justificarme cuánto te quiero. Puede que sea la manera en que deshojabas mis penas y alimentabas mi esperanza, con el néctar de tu savia, sin pretender ser sabia, me enseñaste más de una nueva palabra. Sin usar el abecedario, escribiste en mí todo un diario, pusiste notas en mi conciencia que encontré dispersos por mi cabeza, con suma paciencia te infiltraste en cada una de mis letras. Te me has vuelto necesaria como la vida depende del agua. Aunque muera de sed, en el naufragio de tu ser, dame de beber otra copa más de placer. Ya no puedo volverte a ver, no puedo soportar verte con él. Aquel que no soy yo te dice “mi amor”, al tiempo en que el reloj se paró, el cielo se quebró y la música calló. Es mejor no volver a vernos, por la pesadilla no me atrevo a soñar de nuevo.
Ya no sé si quiera saberlo, es mejor darlo por muerto. Nadie puede sobrevivir a esto sin engañarse en secreto, sin contarse un cuento. En realidad, nunca fuimos tal para cual, no somos la mitad de la otra mitad. Parecemos trozos de un mismo cristal que ya nunca se podrá juntar. Tarde o temprano me voy a enterar que con otro te atreviste a volar por ese cielo que yo ayudé a crear. Espero puedas alcanzar las estrellas que en mí ya se han de apagar. No hay nada que lamentar, siempre fuiste incondicional. No te puedo reprochar porque todos se terminan por cansar. No te tienes que quedar hasta el final. Lo intente prolongar hasta no poder más. Soy un manojo de inseguridad, temo que te ahuyente mi sinceridad. Cuando sale el sol las estrellas se van, dime que te vas a aquedar un día más… Ni respuesta me das. No hay ninguna señal de que pienses regresar.
La luna no pude alcanzar por perseguir una estrella fugaz. Tu ausencia me desvela, pero es la única manera de sentirte cerca. Tal vez si te digo que te quiero mientras duermes, lo recuerdes a la mañana siguiente. Si acaso te resiente ya no tenerme, fuiste tú quien decidió no volver a verme ¿por qué te sorprende que ya no despierte? Preferí estar ausente que arruinar tu suerte. El teléfono apagado y el internet desconectado. Tal parece que nadie estuvo del otro lado. Tan solo somos usuarios predestinados a bloquearnos. Todo comenzó con un “like” y ahora no te dejo de espiar. Estoy cansado de esperar y ya no sé qué esperar. Me miras como a otro mortal, ya no me siento especial, a lo mejor soy otro más que vas a olvidar. No vimos juntos el amanecer, el atardecer lo dejamos para después. Hay más estrellas que palabras, a hoy hay más distancia entre nuestras almas. Ya sé que no inventamos nada, ni fuimos los primeros en hacer magia en la cama. Tarde descubrimos que el amor mata si uno mismo no se salva. Esta hambre de nada excepto de ti, me hace volver a querer escribir, es la única manera que sé vivir. Esta manía de morir por algo que me haga sentir /sufrir ¡qué más quieres de mí? (gritas antes de huir) "Ya te dije que te amo, pero no sé cómo demostrarlo. Nunca es suficiente lo que hago para poder probarlo. Ya hemos sacrificado todo este llanto y nada hemos logrado. Tanto ha sido lo que hemos llorado que nuestras lagrimas se han evaporado". Esto no es lo que imaginaba cuando quise que me amaras. Creí que bastaba con una simple palabra, nunca te pedí nada y sin embargo esperaba que captaras que ya no estaba, que me había ido y no alcanzamos a despedirnos. Y si mañana el mundo girara al revés, preferiría no haberte visto aquella vez. Ya no te pude reconocer - ¿quién es usted? El cielo cambio de forma y se convirtió en una insondable sombra. Ya no te ríes de mis chistes y te fastidia mis caricias vírgenes. Mi manera de besar te parece de un lenguaje imposible de descifrar. Todo parece empeorar y yo eyaculo justo cuando me dices: "ya no te quiero más". Un "yo también" fue lo ultimo que te escuché. Un te am… a medio hacer, lo nuestro nunca va a suceder. Al menos lo intenté, me devuelvo solo otra vez. Ya no hay luna que guíe mis pies a donde tú estés. Ya lo ves que hasta el sol algún día va a desaparecer. No sabemos que pueda venir después, así que regresa sin querer, prometo no preguntar por qué. Si fracasaste con él, yo creo entender lo que es perder. Hay gente que no ve, que el sol es una estrella también. Me preguntas si lo puedo comprender, porqué lo elegiste a él. No sé que responder y enciendo un cigarrillo para distraer. En un idioma que no puedo entender, me describes los detalles que yo ya sé. Ya lo sé, lo arruine…. “¡escúchame bien! No te estoy culpando de lo que fue, pero siento remordimiento por lo que pudo haber sido, un final logarítmico".
(Sin pedirlo me robas un pico, Me arrebatas el cigarro y suspirando me dices que ya lo has dejado. En la convergencia del humo que ambos exhalamos por fin nos besamos. El silencio acaba por apagar el cigarro y de a poco nos vamos quedando callados. Mientras yo te observo contemplar el cielo ignorando cuánto tiempo llevamos en esto)