Una martir más.

Te veía deambular, sí por la universidad sin gozo,
cargabas las semejanzas de mis periodos de agonía.
Llevabas un irreductible no. Por ahora no, sencillamente no.
! No ¡sonido perverso entre palabras,
tus palabras que sonaban a festivos en soledad,
lunes sin desayuno, y miércoles sin conversaciones.

Con cuanto deseo anhelaba un soplido entre tus labios,
aquellos ojos frente al espejo,  
qué tanta indiferencia necesitas, Ay
te acuestas cada noche con tu muerte,
que solo es tuya y te lubricas
en los anhelos palpitantes del final,
que no es tuyo sino de los demás,
y anhelas desconfiada del gozo de Dios.
Un dios que no es otro que tú en tu trono. 

Andrés Gamboa. 

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