LUZ de 3 am

Entreabriendo los ojos de un letargo profundo, escucho el sonido oscuro de la noche y sus murmullos, de autos rechinando por el suelo escupiendo humo al cielo. No recuerdo bien en que momento dormí o desperté, todo es tan similar que podría asegurar que no existo que no soy que no seré. Cada vez más solo me dejo caer y no me es ajeno este lugar donde gravita mi cuerpo deseoso de noche, para poder soportar estar despierto sin tu imagen retratada en la mitad de mi pupila extraviada. Me sobra alma y cuerpo pues todo me es ajeno, me alejo hasta del espejo y no me reconozco en el reflejo. No existo en ningún recuerdo, me olvido, me olvidan y ceniza a ceniza me desaparezco en el viento. Celoso de la vanidad que ostenta estar en compañía, me retuerzo en mi desolado estado donde el frio de la muerte se filtra en cada poro de mi cuerpo desnudado. Asomo mi cabeza por la ventana, y grito al cielo con los ojos llenos de lágrimas: EL AMOR  NO EXISTE. Y el amor me responde: LUDWING NO EXISTE, ambos reímos a carcajadas, festejando la felicidad de NO SER en la NADA. Me postro en la cama, como piedra inerte en la mismísima nada, con la mano dentro del pantalón para acariciarme el cabezón, me duermo sin contar 10, porque de un parpadeo me desvanezco. Flotando en el aire, huyendo del infierno a un paraíso artificial, mi cuerpo se disipa bajo la forma de nubes azuladas, como en un ensueño tan real, que ahora el sueño es la realidad.  

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