Amarilla mañana

Amarilla mañana se posa en mi ventana

Y enceguece el cielo de las estrellas lejanas.

Aquella nocturna belleza,

El sol la ultraja por la espalda

Y los pájaros no cantan

Porque el gallo tiene resaca.

 

Me he dormido con un cigarrillo encendido

Y al despertar el dolor he sentido,

Recordándome que sigo vivo….

 

Aunque muerto parezca,

Aunque a la vida le tenga pereza.

 

Un rayo de luz se refleja en mis pestañas,

Como cristales de mi cara caen lagrimas

 

Una pesadilla continua,

Un deja-vu en la rutina.

 

Semejante es mi condena

Como una gárgola me he vuelto de piedra.

Ya no pago la renta,

Vivo entre el cielo y la tierra.

 

Indolente corazón que soporta el incesante dolor.

Me impulsa a seguir con el poema,

Me incita a pagar mi condena. 

 

La dosis temporal para soportar la eternidad,

Analgésico existencial que me permite respirar.

Nací, no me gusto, enfermo estoy yo

¿Cuánto tiempo llevo llorando?

Me la he pasado delirando.

 

De gota en gota el tiempo se agota.

Mi dolor es una gota,

Que intenta llenar el océano de sentido,

Naufrago del vacío, errante camino

 

Parece mentira que ya es medio día,

Y te recuerdo más que a mi vida. 

Sábado a las 12, y el sol se sonroja

Al ver como las nubes lo acongojan.

Desde aquella tarde fatal, me siento mal,

Ya no me quiero levantar, ya no puedo bailar.

 

Me doy cuenta que me faltas,

Cuando me duele la espalda.

Las alas que no tuve me hacen falta

Y el aire me dan nauseas.

 

Como un cometa desvariando

Me he ido volando.

De la cerca me he escapado

De ti me he alejado.

 

Me doy cuenta que me faltas,

Cuando el dolor me hace falta.

La tristeza que te amaba,

La sonrisa que extrañaba.

 

Y tu rostro es un fantasma

Que me acecha en la mirada

Aun antes que naciera ya te recordaba

Aun antes que te amara, por ti ya deliraba.

 

Soy el tiempo que pasa,

Es mi muerte la que queda atrás.

El crepúsculo nos alcanza

El atardecer es fugaz.

Este cielo de siempre nos ha de recordar;

Tu cabeza en mi cabeza lo ha de admirar

Cuando veíamos al sol reposar,

Sobre el horizonte se echaba a descansar.

 

Convulsionada tarde de lamentos

Posadero de los fracasados.

El domingo es un Dios fatigado

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