Mañana Suicida

La angustia hace gárgaras con mi alma mientras se me atraganta la mañana. He pasado la noche en vela con los ojos cerrados, recordando cada palabra que el viento se ha llevado. Abre los ojos y se quiebran los sueños, frunce el ceño, duele estar despierto. El primer pensamiento añora el sueño eterno, finges seguir durmiendo, no quieres levantarte de tu lecho. Te falta el aliento, respiras lento, despegas la cara de tu almohada, las lágrimas son como escarcha. Aún no te levantas y ya quieres drogarte el alma, la pequeña dosis te calma, tranquiliza tus ansias. Desayuna con desganas, vomitas las esperanzas. Sales de la casa y el sol achicharra tus pestañas, no soportas la luz del alba y corres de nuevo a la cama. De nuevo en cama me pica la espalda, observo y son clavos los que pululan dentro ¿sigo durmiendo, a qué horas me he despertado, acaso no me he levantado? El sol penetra la ventana como iluminando mi cara, me saluda de reojo, me dice sin musitar, que me levante que ya es tarde, que el día ha comenzado, que la luz nos ha iluminado. Miro al cielo y pienso en lo lejos que me encuentro. Asomo la cabeza, el tragaluz me tienta a clavarme en la tierra. Escupo desde una nube y desciende por el precipicio perforando el vacío.  Me alienta a saltar con él, el impulso de eternidad suscita a caer. El sol desapareció, las nubes son grises en mi honor. La melancolía se apagó, el sin sentido lo logro, el absurdo es lo más sensato que a un hombre puede salvarlo. Puedo ver mi futuro triste y oscuro, interrumpido el destino de la muerte como único camino. Floto en el vació y se detiene el reloj, una gota del cielo se desprende y le extiende la mano a Todo lo terrestre. Arriba y abajo se funden, en el centro se unen. En la mitad me divido, por el vacío esparcido, el viento se ha ido… la vida ha desaparecido. No se puede estar tranquilo, sabiendo que el tiempo es un río y la vida una corriente, que se lleva a toda la gente al océano de la muerte. No puedo ser indiferente con toda esa gente, que a diario muere sin haber conocido la vida que no duele. ¿Y acaso se puede vivir sin dolor?... ¡NO!... la vida es eterna aflicción, Lorca lo denuncio: “Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño, Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.” Esa es la vida… un estado de no suicidio, el inconveniente de haber nacido. De haberse de nuevo despertado de un sueño asfixiado… la mañana ha comenzado como un hueco que se cava al tiempo en que se avanza. Las mismas palabras que en los dientes se encarnan, suicida mañana y al sol le faltan ganas. La existencia no para, de nuevo es mañana.

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